Subir a la cima
Y es que subir a la cima es ciertamente complicado, me decía un amigo mío mientras paseábamos por los famosos Lagos de Covadonga ya hace unos meses. En ese momento, no respondí a su reflexión, pero su frase retumbaba en mi cabeza de forma incesante. La cima. ¿Qué es la cima? Quiero decir… Hay conceptos que de forma natural han adquirido un significado místico o espiritual por la posesión a la palabra, la cual con el tiempo, ha conectado con ciertas metáforas. Todos conocemos la expresión -llegar a la cima-.
En este sentido, se puede entender que subir o alcanzar la cima es un camino difícil, árido y escabroso, pero a la vez esencial y necesario. Pues bien, desde ese momento que escuché sus palabras, la reflexión se ha hecho latente en mi interior hasta el día de hoy, y me gustaría compartir con vosotros lo que he ido construyendo desde hace ya unos meses que hicimos esta fotografía.
Vivimos en un mundo en el que casi el ochenta por ciento de la humanidad, se preocupa más por llegar, que por desplazarse. Nos ensimismamos con alcanzar algo que ni siquiera sabemos si estará ahí cuando lleguemos. Hemos optado por buscar, en lugar de recibir. No disfrutamos de lo que el camino nos enseña, puesto que siempre pensamos en lo que encontraremos en su final.
Y ahora os preguntaréis, ¿Esta Paz es gurú o qué?
Pues bien, os comunico que no lo soy jejeje pero también os digo, que esta reflexión está muy conectada a lo que el yoga es y nos otorga en nuestros días. Durante tu práctica de yoga ocurre un poco lo mismo. ¿No crees? Nos empeñamos en que la postura nos salga, en lugar de disfrutar durante la práctica de como nuestro cuerpo vence sus limitaciones, por ejemplo. El yoga es un instrumento sanador, mismamente por esto. Porque nos otorga a salir de esa zona de cumplimiento, autoexigencia y resultado. Es un camino difícil, no lo niego. Pero ya puestos a alcanzar la cima…
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