Así fue. Mi primer contacto con el yoga, ya en el año 2013, el que golpeó de forma latente mi yo interior. Fugaba jovencita de mi tierra natal, Sevilla y mi vida en el extranjero tambaleaba ante la incertidumbre de una nueva experiencia de vida, un nuevo caminar. Durante mi andadura, me encontré con la práctica del yoga, mi fiel amiga y leal compañera hasta mis días presentes.
Sin darme cuenta y haciéndome partícipe de esta vida de yoga y espiritualidad consciente, como una alumna más me inicié en una escuela llamada Sanyie Yoga, a las afueras de Londres.
A mi vuelta a Sevilla, y tras cuatro años de encuentro con la disciplina del yoga y con mi ser interior, entendí que el yoga formaría parte de mí como un estilo de vida personal. Gracias a mis primeras clases de yoga en Sevilla como alumna, descubrí la profunda conexión existente entre mi vocación docente y la necesidad de transmitir todos aquellos conocimientos que el yoga me había otorgado. Qué mejor lugar que Sevilla, para darme cuenta de este descubrimiento tan valioso.
Así que, a partir de este momento, decidí construir mi verdad para ser capaz de transmitirla. Una vez realizada mi formación y conseguir mi certificación como profesora de Power yoga en Sevilla, han sido varias las escuelas de yoga que me dieron oportunidad de crecimiento y desarrollo docente. Mi formación más válida ha sido pertenecer a experiencias de prácticas personales, las cuáles me hicieron aprender de cada alumno allá donde fui, ajusté posturas y sané a través del yoga.
Desde aquí, mi mayor agradecimiento a todos aquellos que habéis formado parte de ese camino que comenzó, así fue y así continuará.
NAMASTE